Salud mental en el trabajo: Un activo empresarial clave para el Éxito

El estrés laboral es un desafío significativo que afecta tanto a empleadores como a empleados. Abordar este problema requiere un enfoque equitativo y comprometido por parte de ambas partes para contrarrestar sus síntomas y signos

Uno de los objetivos primordiales en seguridad y salud en el trabajo es la prevención primaria, donde acciones eficaces pueden impactar significativamente a nivel económico al mejorar el bienestar de los trabajadores, reducir enfermedades, aumentar la productividad y mejorar la calidad del trabajo (Sánchez, 2010).

Los programas de atención en el lugar de trabajo, centrados en la educación para la salud, permiten el desarrollo de habilidades personales y la reducción del estrés. Se emplean diversas herramientas como trípticos, carteles, conferencias y videos para lograr este propósito.

La creación de espacios destinados a enseñar estrategias de administración del tiempo, resolución de conflictos, toma de decisiones, conducta asertiva y gestión del estrés promoverá un cambio que busca reestructurar las operaciones y tareas laborales.

Abordar las causas subyacentes del estrés es otra estrategia fundamental. Se deben considerar diversos factores que influyen en el ambiente laboral, como la estructura de la organización, los estilos de comunicación, los procesos de toma de decisiones, la cultura corporativa y otros aspectos.

También se debe tener en cuenta a los empleados en estos procesos para fomentar una cultura inclusiva y atender sus necesidades.

La Salud Mental: Una Prioridad Empresarial 

La salud mental debe ser una prioridad empresarial, ya que los trastornos mentales son cada vez más comunes. Según la OMS, aproximadamente una de cada ocho personas en el mundo sufre algún trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión los más frecuentes. Además, estos trastornos pueden ser una causa importante de años de vida perdidos.

Factores como jornadas laborales prolongadas, dificultad para desconectar del trabajo, desequilibrio entre vida laboral y personal, burnout y estrés contribuyen a esta problemática. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado estos problemas y ha afectado al 9% de los trabajadores a nivel mundial.

No reconocer la salud mental puede perjudicar la productividad, el clima organizacional y la reputación de la empresa. La mala salud mental cuesta al mundo aproximadamente US$1 billón en pérdidas de productividad (La Nota Económica, 2022).

Invertir en Salud Mental: Un Desafío y una Oportunidad

La salud mental no solo debe ser una prioridad empresarial, sino también un desafío y una oportunidad. Invertir en la salud mental de los empleados les permite ser más auténticos y comprometidos, lo que mejora el rendimiento y el bienestar integral. Esto, a su vez, genera un impacto positivo en los resultados y la competitividad de la empresa.

Los líderes empresariales pueden acercarse a sus colaboradores a través de programas de promoción y prevención de la salud que aborden tanto la salud física como la mental. Esto incluye herramientas de gestión del riesgo psicosocial, intervención temprana en factores de estrés y la creación de redes de apoyo social.

El trabajo es una parte fundamental de la vida de las personas y, cuando se aborda la salud mental, se crea un ambiente laboral más saludable, productivo y satisfactorio. Invertir en la salud mental es un paso esencial para un futuro más saludable y próspero.

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(Fuentes: Sánchez, 2010; La Nota Económica, 2022; OMS)