En la vida cotidiana, es común escuchar a las personas hablar sobre sentirse "estresados" o "ansiosos". Aunque estos términos se utilizan a menudo de manera intercambiable, representan estados emocionales diferentes que requieren enfoques específicos para su manejo. En este blog, exploraremos qué es la ansiedad, por qué afecta nuestra salud, la diferencia entre estrés y ansiedad, y algunas estrategias efectivas para regular la ansiedad.
La ansiedad es una respuesta emocional compleja que varía según la causa que la desencadena. Se caracteriza por sentimientos de inquietud, miedo y nerviosismo, a menudo acompañados de preocupaciones excesivas. Esta emoción permite que el organismo se ponga en alerta, activando mecanismos de defensa ante situaciones percibidas como amenazantes.
En el cuerpo:
En las emociones:
En los pensamientos:
La ansiedad es funcional cuando se activa ante una amenaza potencial, permitiéndonos prevenir peligros y protegernos. Sin embargo, cuando es alta y constante, incluso en ausencia de peligro real, puede afectar la salud debido al constante gasto de energía y liberación de hormonas. Este estado de alerta permanente puede alterar el equilibrio de los sistemas del cuerpo, causando sensaciones de enfermedad y agotamiento, y potencialmente conduciendo a un estado depresivo.
Ansiedad:
Es importante notar que la ansiedad puede formar parte del estrés, integrando la respuesta fisiológica de defensa ante una amenaza o como producto del análisis que hace una persona cuando no puede superar una demanda.
Detención del pensamiento: Identifica el pensamiento que te causa malestar y detenlo rápidamente con palabras como “STOP”, “ALTO”, “BASTA”.
Ejercicios de respiración: Inhala por la nariz en 4 segundos, haz una pequeña pausa y luego exhala por la boca en 4 segundos. Centra tu atención en el flujo de aire que entra y sale del cuerpo.
Concéntrate en lo que Sí se puede solucionar: Identifica el principal problema y busca posibles soluciones prácticas.
Reevaluación positiva: Obtén nuevas perspectivas de una misma situación o emoción.
Delegar responsabilidades: Procura no querer hacer todo tú mismo. Delegar tareas puede aliviar el estrés innecesario.
Reservar tiempo para el descanso: Dedica tiempo para el descanso físico y actividades recreativas fuera del trabajo.
Dormir las horas necesarias: Asegúrate de dormir al menos 7-8 horas diarias para mantener un buen equilibrio emocional y físico.
Llevar una dieta equilibrada: Come de todo en cantidades moderadas y evita grandes cantidades de alimentos que pueden potenciar la respuesta del estrés, como la cafeína.
Realizar ejercicio físico regularmente: El ejercicio mejora el bienestar y neutraliza el estrés. Debe practicarse de manera no competitiva para evitar añadir más presión.
Distinguir entre estrés y ansiedad es crucial para aplicar las estrategias adecuadas y mantener una salud mental y física óptima. Si bien ambos pueden coexistir, entender sus diferencias y cómo manejarlos te permitirá llevar una vida más equilibrada y saludable. Con 1DOC3 encuentras el apoyo profesional si la ansiedad o el estrés se vuelven abrumadores.